La artrosis es una de las enfermedades articulares más frecuentes y una de las principales causas de dolor crónico y limitación funcional en adultos y personas mayores. Si sufres dolor por artrosis, probablemente te preguntes si moverte puede ayudarte o, por el contrario, empeorar tus síntomas. En este artículo, como osteópata especializado en dolor emocional y crónico, y monitor de pilates terapéutico, te explico cómo el movimiento puede ser tu mejor aliado para combatir el dolor y recuperar calidad de vida.
¿Qué es la artrosis y por qué duele tanto?
La artrosis (también llamada osteoartritis) es una enfermedad degenerativa que afecta al cartílago de las articulaciones, provocando su desgaste progresivo. El cartílago es el tejido que recubre los extremos de los huesos y facilita el movimiento suave de la articulación. Cuando este tejido se deteriora, los huesos rozan entre sí, lo que genera dolor, rigidez, inflamación y, con el tiempo, deformidad.
Síntomas más frecuentes de la artrosis:
Dolor articular, que empeora con la actividad y mejora con el reposo
Rigidez, especialmente tras periodos de inactividad
Disminución de la movilidad
Chasquidos o crepitación al mover la articulación
Inflamación y, en fases avanzadas, deformidad
La artrosis puede afectar a cualquier articulación, pero es más común en rodillas, caderas, manos, columna vertebral y pies.
¿Por qué el movimiento es esencial en la artrosis?
A menudo, el dolor lleva a evitar el movimiento por miedo a empeorar la lesión. Sin embargo, la evidencia científica demuestra que el ejercicio físico adaptado es una de las mejores herramientas para reducir el dolor y mejorar la función articular en la artrosis.
Beneficios del movimiento en la artrosis:
Fortalece la musculatura que rodea y protege la articulación, reduciendo la carga directa sobre el cartílago dañado.
Mejora el rango de movimiento y la flexibilidad, ayudando a mantener o recuperar la movilidad perdida.
Reduce la rigidez y mejora la lubricación natural de la articulación.
Disminuye el dolor y la inflamación a través de la liberación de endorfinas y la mejora de la circulación sanguínea.
Previene la dependencia y el deterioro funcional, manteniendo la autonomía en las actividades diarias.
Mejora el estado de ánimo y combate el dolor emocional asociado al dolor crónico.
¿Qué tipo de ejercicio es recomendable para la artrosis?
No todos los ejercicios son iguales ni todos son adecuados para cada persona con artrosis. La clave está en adaptar el movimiento a tu situación personal y a la articulación afectada. Siempre es recomendable consultar con un profesional antes de iniciar cualquier rutina.
Ejercicios de bajo impacto
Son los más recomendados, ya que minimizan el riesgo de sobrecarga articular:
Caminar: mejora la movilidad y la salud cardiovascular.
Nadar o aquagym: el agua reduce el peso sobre las articulaciones y permite trabajar fuerza y flexibilidad con menor dolor.
Bicicleta estática: fortalece piernas y mejora la movilidad de cadera y rodilla sin impacto.
Ejercicios de fuerza y resistencia
El fortalecimiento muscular es fundamental para proteger la articulación:
Ejercicios con bandas elásticas o pesas ligeras.
Ejercicios isométricos: contracciones musculares sin mover la articulación, ideales en fases de dolor agudo.
Ejercicios de movilidad y flexibilidad
Mantener la amplitud de movimiento ayuda a evitar la rigidez:
Estiramientos suaves adaptados a la articulación afectada.
Yoga y tai chi: mejoran el equilibrio, la flexibilidad y la conciencia corporal.
Pilates terapéutico
El pilates terapéutico es una opción excelente para personas con artrosis, ya que:
Refuerza la musculatura profunda y estabilizadora.
Mejora la postura y el control del movimiento.
Se adapta fácilmente a cualquier nivel y limitación.
Favorece la conexión mente-cuerpo, ayudando a gestionar el dolor emocional asociado.
¿Qué precauciones debes tener al moverte con artrosis?
Escucha tu cuerpo: el ejercicio nunca debe causar dolor intenso o persistente.
Evita ejercicios de alto impacto como correr o saltar, especialmente si tienes artrosis avanzada.
Calienta y estira antes y después de la actividad.
Adapta la intensidad y el tipo de ejercicio según tu estado y recomendaciones profesionales.
Mantén la regularidad: el beneficio del movimiento es acumulativo, mejor poco y frecuente que mucho y esporádico.
Consulta siempre a tu médico o fisioterapeuta antes de comenzar un nuevo programa de ejercicios.
¿Qué otros tratamientos pueden complementar el movimiento?
El tratamiento de la artrosis es integral y puede incluir:
Terapia manual: masajes y movilizaciones para aliviar el dolor y mejorar el movimiento.
Fisioterapia: programas personalizados de ejercicios y técnicas específicas.
Medicamentos: analgésicos o antiinflamatorios bajo supervisión médica.
Suplementos: como glucosamina o condroitina, con evidencia variable.
Apoyo emocional: el dolor crónico puede afectar el ánimo y la calidad de vida. La gestión emocional es clave para afrontar la artrosis.
Movimiento y dolor emocional: una visión integral
El dolor por artrosis no es solo físico. El impacto emocional y psicológico puede ser tan limitante como el dolor articular. El movimiento consciente, como el pilates terapéutico, ayuda a reconectar con el cuerpo, reducir la ansiedad y mejorar el bienestar general. La combinación de ejercicio físico adaptado, técnicas de relajación y acompañamiento profesional es la mejor estrategia para afrontar la artrosis de manera global.
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