La tendinitis crónica es un problema frecuente que afecta a quienes sufren dolor físico persistente y limita su calidad de vida. Como osteópata especializado en dolor emocional y crónico, y monitor de pilates terapéutico, quiero explicarte cómo el movimiento, bien guiado y adaptado, es esencial para la recuperación de la tendinitis crónica.
¿Qué es la tendinitis crónica?
La tendinitis crónica, también conocida como tendinosis, es una inflamación persistente de un tendón que se prolonga en el tiempo, a menudo más allá de tres meses. A diferencia de la tendinitis aguda, su proceso inflamatorio genera cambios celulares que debilitan el tendón y pueden llevar a roturas si no se trata adecuadamente. El síntoma principal es un dolor que suele empeorar por la noche y puede llegar a ser incapacitante, dificultando incluso tareas cotidianas.
Causas y factores de riesgo
La tendinitis crónica puede aparecer por:
Movimientos repetitivos (deporte, trabajo, actividades diarias)
Sobrecargas o gestos mal realizados
Edad avanzada, por debilitamiento natural del tendón
Lesiones previas mal recuperadas
Estrés emocional, que puede aumentar la tensión muscular y empeorar los síntomas
Además, la falta de movimiento o el reposo excesivo pueden contribuir a la rigidez articular y la atrofia muscular, dificultando la recuperación.
Importancia del movimiento en la recuperación
Durante años se recomendó el reposo absoluto ante una tendinitis. Sin embargo, hoy sabemos que el movimiento controlado y progresivo es fundamental para una buena recuperación.
Beneficios del movimiento:
Aumenta la vascularización: Mejora la circulación sanguínea en la zona lesionada, favoreciendo la nutrición y regeneración del tejido tendinoso.
Previene rigidez y atrofia muscular: Mantenerse activo evita la pérdida de movilidad y fuerza, comunes tras periodos prolongados de inactividad.
Reduce el dolor: El ejercicio moderado y adaptado ayuda a disminuir la inflamación y el dolor, especialmente cuando se acompaña de técnicas como la terapia manual o la fisioterapia.
Mejora la función articular: El trabajo de movilidad y control muscular restaura la amplitud de movimiento y previene compensaciones que pueden generar nuevas lesiones.
¿Qué tipo de movimiento es recomendable?
No todos los ejercicios son adecuados para la tendinitis crónica. Es fundamental adaptar la actividad a cada persona y a la fase de recuperación en la que se encuentre.
Principios básicos:
Progresión: Comenzar con movimientos suaves y aumentar la intensidad de forma gradual, evitando gestos que generen dolor agudo.
Protección: Utilizar ortesis, vendajes o dispositivos de apoyo cuando sea necesario para evitar sobrecargas.
Variedad: Alternar ejercicios para no repetir el mismo gesto lesivo y trabajar diferentes grupos musculares.
Estiramientos: Incorporar estiramientos suaves para mantener la flexibilidad y reducir la tensión sobre el tendón.
Descanso: Equilibrar el ejercicio con periodos de reposo para permitir la recuperación del tejido.
Ejercicios recomendados
Fortalecimiento excéntrico: Consiste en contraer el músculo mientras se estira, lo que ha demostrado ser muy eficaz en la recuperación de tendinopatías crónicas.
Movilidad articular: Ejercicios de rango de movimiento para evitar la rigidez.
Pilates terapéutico: El pilates adaptado es una excelente opción para trabajar la fuerza, el control postural y la conciencia corporal sin sobrecargar los tendones.
Ejercicios en el agua: La natación o la terapia acuática permiten trabajar sin impacto, reduciendo la tensión sobre el tendón.
Terapias complementarias
Además del movimiento, existen otras herramientas útiles en el abordaje de la tendinitis crónica:
Fisioterapia: Incluye terapia manual, masajes, ondas de choque, electrolisis percutánea y radiofrecuencia, todas orientadas a reducir el dolor y acelerar la regeneración.
Terapia TENS: La estimulación eléctrica transcutánea ayuda a reducir el dolor, mejorar la circulación y facilitar el movimiento, siendo especialmente útil en casos de tendinitis crónica resistente.
Osteopatía: El abordaje osteopático integra el tratamiento del cuerpo y la mente, ayudando a liberar tensiones emocionales que pueden perpetuar el dolor físico.
Consejos prácticos para quienes sufren tendinitis crónica
Consulta siempre con un profesional antes de iniciar cualquier programa de ejercicios.
Escucha a tu cuerpo: si un movimiento aumenta el dolor, detente y consulta.
Incorpora técnicas de relajación y respiración para reducir la tensión muscular y el estrés.
Mantén una alimentación equilibrada y una hidratación adecuada, que favorecen la recuperación tisular.
No temas moverte, pero hazlo de forma consciente y progresiva.
Conclusión
La tendinitis crónica puede ser un desafío, pero con el enfoque adecuado, el movimiento se convierte en tu mejor aliado para recuperar la funcionalidad, reducir el dolor y mejorar tu calidad de vida. Recuerda que cada caso es único y el acompañamiento profesional es fundamental para adaptar el tratamiento a tus necesidades.
Si sufres de tendinitis crónica o dolor persistente y buscas una solución integral y personalizada, no dudes en contactar conmigo. Estoy aquí para ayudarte a recuperar tu bienestar físico y emocional.